Una buena planificación estratégica comienza con la elaboración de un diagnóstico situacional, ya que la estrategia exige personalización. El paso hacia la personalización es comprender la realidad de la patología, la tecnología y cómo se comportan las organizaciones sanitarias. Toda esta investigación permite el desarrollo de inteligencia estratégica, con el fin de mejorar la posición competitiva donde se quiere actuar (por ejemplo, mercado público, mercado privado).

El diagnóstico es una suma de informaciones obtenidas de diferentes fuentes y el objetivo es buscar datos e informaciones que puedan subvencionar el desarrollo de la inteligencia estratégica.

Un buen diagnóstico estratégico comprende información sobre el mercado potencial, mapeo de personas influyentes y actores clave en el sistema, conocimientos clave de KOL, expertos en HEOR/ETS, gerentes y tomadores de decisiones, políticas de cobertura y financiamiento/reembolso, y procesos de utilización. Al final, se realiza un trabajo de campo, con entrevistas para validar la información recolectada.